Dar a luz,
Materializas la creación
Reflexiones
Basado en todos los nacimientos que me ha tocado acompañar… Poder vivir esto junto a ustedes es un regalo.
Mujer
Escribir acerca de nacimientos e intentar transmitir de alguna forma estas experiencias se hace difícil…No creo que exista forma alguna exacta de describir este proceso, o alguna manera concreta de “prepararlos”. Cada nacimiento que me ha toca presenciar, me ha enseñado, que las mujeres no necesitan preparación. Necesitan sentirse seguras, fuertes y acompañadas.
En nuestros días, parte de esa seguridad se basa en una correcta información y confianza en el equipo (compañía) que escojan para parir.
Comparto algunas reflexiones para comenzar.
“No quiero que nazca aun, no quiero compartirla” “No sé si seré capaz, tengo miedo”
“Quiero un parto sin intervenciones ni violencia, pero tengo miedo a sufrir, al dolor, al descontrol”
“¿Qué pasa que no comienza? ¿Habrá algo malo en mí?”
La gestación, es un período en el cual te preparas para un gran quiebre físico-emocional que atravesarás el día de tu parto. Muchas inquietudes aparecen, miedos, dudas, inseguridades. Ojalá pudieras filtrar todo esto y llegar a este momento en armonía. Muchas presiones existen en tu realidad, la famosa fecha probable de parto, te sentencia desde que acudes al médico por primera vez. Ya hay un límite. Si lo pasas el mundo se te viene encima…El tiempo se acaba y se vuelve peligroso.
Vives una conexión casi hermética con tu hijo hija durante la gestación, que cuesta soltar. Y claro, nunca más estarán tan cerca. ¿Por qué querrías dejar de sentirlo o sentirla tan cerca?
¿Qué nos asusta? ¿Con qué discurso crecimos?
Nuestra sociedad nos vuelve temerosas, negativas y pudorosas en relación a los procesos fisiológicos que vivimos en relación a nuestro “ser mujer” Algunos ejemplos. Menstruar -doloroso, incomodo, sucio. Primera relación sexual -dolorosa. Tener un hijo- doloroso y tu cuerpo nunca será el mismo. Amamantar- cansador y esclavizante. Para que hablar de la menopausia, ¡es el fin del mundo! Cuando, en realidad, debiéramos pensar en un momento para deslumbrar al mundo con nuestra sabiduría.
Crecemos con esta carga sin darnos cuenta de ella y el parto es nuestra primera gran barrera.
El real trabajo de desmitificar esto, debiera comenzar en nuestra infancia. Ser mujeres libres de esta carga, de prejuicios y tabús nos ayudaría a llegar a este momento más livianas.
¿Por qué, en otros lugares y culturas, parir es algo tan normal y fácil? Las mujeres indígenas por ej. Viven su naturaleza sin contaminarse, porque es lo único que conocen. Entonces, ¿Necesitamos algo más? No. Estamos perfectamente diseñadas para esto. Entonces, ¿Por qué hacerlo difícil?
Intensidad durante el trabajo de parto
El proceso de trabajo de parto es paulatino y no me parece correcto hablar de dolor (connotación negativa).Hablamos de intensidad. La intensidad va aumentando gradualmente. Se van dando espacios para que tu sistema de anestesia natural se active: el gran baile entre endorfinas, oxitocina, melatonina y relaxina.
Considero que parir sin anestesia (si has escogido institucionalizar tu parto) no es un objetivo en sí mismo, trata más bien de vivir este proceso en forma consciente y conectada con tus emociones y sensaciones físicas.
Creer en ti a medida que avanzas, permitir que se exprese tu fortaleza, es lo más importante. Un ambiente favorable (íntimo), en el cual estés o no acompañada, según quieras, se vuelve fundamental para lograr esta conexión.
Tenemos miedo a las intervenciones médicas, porque sabemos que quizás no las necesitaremos y solo nos quitarán fuerza y confianza. Al menos necesitamos la oportunidad y el espacio para vivir este proceso en forma natural.
EL poder que se nos otorgó por la naturaleza
Hemos cometido el error, de hacernos dependientes de un equipo de salud, de un médico, de una matrona, de un anestesista para poder tener a nuestros hijos. Con esto NO digo que estos profesionales no sean necesarios. Por el contrario, son de total ayuda y respaldo durante este proceso cuando se requiere. Sin embargo, el tema acá es que hemos depositado nuestra confianza en ellos y no en nosotras. Esto nos deja vulnerables, permeables al miedo, a inseguridades y a tomar decisiones basadas en temor.
Es que aún no podemos dimensionar el real poder que por naturaleza se nos otorgó.
¿Importa realmente quien sea mi médico? ¿O mi matrona? ¿Qué pasara conmigo si ese día no pueden estar?
Eres tú y solo tú. Y tienes TODO lo necesario para lograrlo. Debes creerlo y sentirlo. Estás a punto de vivir algo sobrecogedor y maravilloso, un privilegio para nosotras, otorgado por la naturaleza. ¡Qué afortunadas somos!
Estamos diseñadas para vivir este proceso, sin mayores lujos o comodidades.
Solo necesitamos tener cubiertas algunas necesidades básicas: intimidad, calor, silencio, hidratación.
Es muy sencillo comprender, el parto y la lactancia son las instancias en las que no presentamos mayores diferencias con un animal (mamífero).
Días previos al inicio del trabajo de parto, aparecen las ganas de anidar (quedarse en casa, descansar, reposar, sola) estarás probablemente vaciando en forma natural tu intestino, comiendo liviano sin que nadie te lo indique. Te sentirás “rara”. Buscarás un lugar tranquilo (ausencia de adrenalina, aumento de oxitocina), con temperatura apropiada (endorfinas , oxitocina), poca luz (melatonina) y querrás estar sola, sin gente alrededor. No querrás ser interrumpida ni molestada.
El ambiente debe ser favorable. Es aquí donde un equipo, alineado con tu plan de parto, puede ser de gran apoyo. Si has escogido tener a tu hijo en una institución de salud, necesitas que alguien más se preocupe de mantener este ambiente intacto, esta burbuja de intimidad, para no interrumpir tu proceso. Ojalá la transición casa/institución de salud, no sea tan brusco ni interfiera con lo que estás viviendo. Rápidamente debes retomar esa tranquilidad con la que llegaste.
Dar a luz, se materializa la creación
Comienza silencioso este camino, probablemente percibes las primeras contracciones/expansiones uterinas, durante la noche. Te sientes tranquila y protegida. ¿Será otra falsa alarma?
Llega un punto donde no te sientes cómoda recostada, necesitas moverte. Algo comenzó y no se detendrá. Tu hijo, tu hija, comienza a avanzar, a moverse a trabajar contigo. Ahora Necesitas abrirle camino, ampliar este gran espacio que ya posees.
Toma tiempo, sí, pero el tiempo ahora, no existe.
De a poco, notas que tu respiración también cambia. Se vuelve rítmica e intensa. Curiosamente, esto ayuda y acompaña esta intensidad.
Ya no quieres hablar. Necesitas concentración, control pero no racionalización.
Dudas, sabes lo que necesitas pero no estas segura; el resto, tiene que darte el espacio para descubrirlo.
El calor se vuelve fundamental, que bien se siente un baño de tina. Sientes por unos minutos que ha bajado la intensidad. Las ganas de moverse nuevamente te invitan a salir del agua y a estar cerca del suelo, enraizarte con fuerza. Sentirte estable.
Hay alguien más contigo. Tu hombre, tu pilar, tu roble, un tronco! Que no se dobla, te escucha con paciencia, acompaña tu respiración, de apoco va leyendo, interpretando que necesitas, en este camino, él va también elevándose contigo. Dale tiempo. Está ansioso y un poco asustado. Nunca te había visto así, descubre una mujer poderosa de la cual se enamora cada instante, en este “no tiempo”.
El camino se hace cada vez más cansador, tortuoso. Parecieras no avanzar.
Pierdes toda conexión con la realidad. Han pasado muchas horas pero no sabes realmente cuantas. Visualizas que algo se acerca, lo sientes. De apoco comienzas a alejarte.
La respiración se hace cada vez más intensa, y comienzas a hacer sonidos que de alguna manera relajan tu mandíbula y te alivian. Descargas por tu boca esta intensidad indescriptible que sientes en todo tu cuerpo.
Las contracciones/expansiones uterinas que habían comenzado horas atrás espaciadas e irregulares, ahora no te dan espacio para descansar. Estas exhausta y a la vez muy relajada. Se hace imposible pensar o contestar cuando te hablan. Te vas acercando (según te observamos) y alejando de nosotros (según tu percepción) a un lugar donde se te permite existir en este estado salvaje. El famoso “trance” como lo han descrito muchos. Viene una calma aparente, las ganas de pujar se hacen presentes. La intensidad se traduce ahora en esta energía que aflora entre tus piernas. Pero no estás ahí. Es necesario partir para atravesar esta intensidad y dolor. El cuerpo físico se vuelve un obstáculo. Sales a buscar y a llamar a tu hijo, a tu hija.
“Pujar es difícil, tienen que ayudarte”, ¡Falso! Pujar es como respirar. Es un reflejo imposible de controlar o dirigir.
Tu cuerpo está probablemente cerca del suelo, pies o rodillas bien apoyadas. Vuelve aquí tu roble a sostenerte. La verdad es que nunca se ha ido. Lo sientes muy cerca y confiado.
Algunas mujeres buscan aprobación y apoyo verbal
en esta etapa, les ha costado salir, siguen muy conectadas con las sensaciones físicas y la razón, otras ya no están. Cada cual lo vive a su manera. Es parte del plan.
Cada vez se hacen más intensas las ganas de pujar, quema y la presión aumenta. Es momento de volver, estás tan cerca de darle la bienvenida. Muchas mujeres describen esta etapa como algo placentero, donde se sienten elevadas y extasiadas, pese a la intensidad.
Sigues pujando a tu ritmo, según lo sientes y, de apoco, alguien se asoma.
La creación misma se materializa entre tus piernas en este momento. Sientes un golpe de energía, uno que creíste imposible. Ya no te quedaba más.
Milésimas de segundos y tienes en tus manos este milagro, calentito y mojado, estirando sus brazos para tocarte y saludarte. Abriendo sus ojos por primera vez, no hay mucha luz por lo que le es fácil encontrarte. Los saluda con su primer llanto que se apacigua rápidamente en tu pecho.
Tu roble sigue ahí, firme, inundado de emoción, que no puede contener. No puede creer lo que acaba de presenciar. Su mujer convertida en diosa, dando a luz, hermosa contemplando a su hijo y el convertido en padre.
Por nuestra parte sólo observamos en silencio, este milagro. ¿Qué apuro podríamos tener si todo anda bien?
Este primer encuentro debe ser respetado. Estas miradas y caricias no deben interrumpirse.
Tu pequeño, tu pequeña comienza luego de un momento a buscar y reconocer un camino que le lleva a tu pecho. Instinto. Debe alimentarse para sobrevivir. Al igual que tú, reconoce sus primeros instintos animales que trae incorporados y los pone en práctica.
Se acerca a tu pezón lo huele, lo toca, incluso se “enoja” porque no le resulta tan fácil.
La naturaleza hace lo suyo y se acopla disfrutando lo que le ofreces.
Mujer, ya eres madre…
Pues claro, dolió, te cansaste, pensaste que se te iba la vida. Quisiste rendirte una y otra vez, pero pariste a tu hijo, hija de la forma más consciente que pudiste, en una ambiente de respeto y amor nace hoy tu hijo o tu hija, sin miedo, con un comienzo limpio. Probablemente no entiendes aun, lo que has hecho. No sabes que ya no serás la misma, muchas cosas se removieron en ti. No sabes que le has regalado a tu hijo, a tu hija, la mejor bienvenida…
Y el mundo solo te admira.
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Mira mujer…
“Que bien vistes mujer, esa sonrisa fatigada y esas mejillas húmedas, ruborizadas… No te has podido levantar con agilidad pero ya reconoces tu espacio y lo buscas.
Mira con atención tus manos…
Ahora acariciando ese otro pequeño par…
Mira con atención el reflejo de tus ojos, hay alguien que te busca con la mirada para conocerte… Toca su pelo, siente su olor, todo parece nuevo, pero la verdad, te acompañó por tanto tiempo tan cerca…dentro de ti
Mira mujer ¡cómo se cuelga de ti! , acariciando tu cuerpo, buscando una gotita de dulce serenidad…
Mira mujer con atención tu cuerpo, fieles huellas de esta batalla han quedado…
Mas no sientas tristeza ni desconsuelo, se irán con el tiempo y quedarán sólo en tu recuerdo.
Mira mujer, abre bien los ojos y mira quien te acompaña, aquel fiel compañero, llorando de alegría… Quizás no sabe que decir, quizás no se atreve a romper este momento…
Mira mujer, él te observa, los observa…
Te ves más hermosa que nunca…cansada de entregar amor… irradias dedicación y esfuerzo…mientras deslumbras al mundo con este nacer….”
Escrito por: Matrona Stephanie Galán V.
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