Renovación y movimiento consciente: la creatividad que emerge de la quietud. Septiembre 2020.
Durante las clases del mes de septiembre pondremos especial énfasis en reconocer el movimiento emergiendo desde la quietud. En otras palabras, iremos ejercitando la integración de la atención mental en la ejecución de los movimientos que vamos aprendiendo junto con la respiración.
Si observamos el ciclo de las estaciones, después del invierno, de lo frío, de lo oscuro, viene la primavera, la energía del sol se muestra con días más largos, más luminosos, más tibios. En nuestro hemisferio es tiempo de renovación, de crecimiento de los brotes. Esta energía que se comienza a expandir se representa en nuestro cuerpo especialmente en el hígado, por ello pondremos atención a movimientos que regulen su funcionamiento.
Focalizar la atención requiere tener claridad y calma en la mente, ambas cualidades se van consiguiendo en la medida en que desarrollamos la habilidad de sentir el cuerpo, el peso, la traslación, la tensión/relajación, la temperatura, la rotación, la transición de un movimiento a otro, la altura, etc. Este es el primer paso (…de diez mil…) para lograr una práctica relajada y meditativa. Paulatinamente iremos experimentando la circulación de la energía por los distintos canales o meridianos que, de acuerdo al enfoque de la Medicina China, recorren nuestro cuerpo, formando un entramado en constante y dinámico equilibrio.
Al practicar QÌ gōng nos trasladamos a un mundo antiguo, a una cosmovisión que difiere de la manera habitual que tenemos en occidente de abordar nuestra salud.
Nuestra energía vital - Qì - y los patrones de circulación energética, se corresponden con un enfoque sobre nuestro cuerpo y la salud que ha ido paso a paso, siendo conocido también en occidente. La técnica más reconocida es la acupuntura, que regula la circulación energética del cuerpo insertando agujas en determinados puntos, del mismo modo lo hace la digitopuntura, presionándolos. El Qì gōng lo hace a través de movimientos específicos coordinados con la respiración y el foco de la mente.
El estudio de la energía - QÌ (chi) - en China, data de miles de años. Existen registros que se remontan al período estimado entre 2.690 y 2.590 BC, durante el reinado del Emperador Amarillo, Huangdi. Estudio que se extiende hasta nuestros días y que mantiene la integración de disciplinas como la medicina, la filosofía y las artes marciales, que en occidente están separadas. Hay diversas escuelas que enfatizan distintas maneras de trabajar con la energía, se pueden clasificar en QÌ gōng terapéutico, marcial, escolástico, religioso, sin embargo, cualquiera que sea el énfasis que cada “especialidad” tenga, se requiere en su estudio de la integración cuerpo - mente - respiración en la consecución de los respectivos objetivos. Por ejemplo, un arte marcial como el Taijiquan (taichí), está basado en el trabajo energético, la Medicina China y el QÌ gōng, por ello se lo denomina arte marcial interno.
La traducción es: Boxeo que sigue la Ley Suprema (se refiere al concepto de Yin Yang, Ley Suprema del Cambio).
Tai = gran, supremo
Ji = principio, ley
Quan = boxeo
Hoy en día, esta disciplina tiene fines terapéuticos y también un gran desarrollo deportivo tanto en China como en otros países asiáticos.
Una pregunta frecuente es cuál es la diferencia entre Qì gōng y Taijiquan (taichí). Encontraremos la respuesta de manera práctica, conociendo algunos movimientos de Taijiquan en esta oportunidad.
Desde sus orígenes se concibe que la energía está en constante movimiento y cambio, de acuerdo con las funciones de los órganos internos. Por ello, la circulación natural del Qì es determinante para el mantenimiento equilibrado de las funciones de nuestro organismo. La imagen que se usa para describir dicha circulación energética es la de un río que fluye sin detenerse.
La práctica de Qì gōng estimula y normaliza la circulación de la energía –Qì– regulando nuestros sistemas circulatorio, respiratorio, inmunitario, linfático, osteoarticular y digestivo.
De acuerdo a la Medicina China, la vida es movimiento y existe un refrán muy común: “Bisagra que se mueve no se oxida y agua que corre no se corrompe”. Hay muchas opciones para fundamentar esta afirmación, también desde la ciencia y la medicina occidental, sin embargo, la mejor manera de comprenderlo es sintiéndolo en nuestro cuerpo.
En nuestras clases practicamos QÌ gōng terapéutico, buscando el equilibrio en nuestra salud (física/mental/emocional).
Volvamos a la intención de las clases de este mes de septiembre: movernos conscientemente desde un estado de calma.
Cuando nos encontramos en un medio que nos da confianza y tranquilidad, las funciones de nuestro cuerpo/mente se desarrollan en armonía. Aprender a movernos conscientemente nos ayuda a volver a un estado de relajación luego de enfrentar una situación de tensión y nos enseña a reconocer el cambio entre tensión y relajación.
En presencia de estímulos o situaciones de peligro o riesgo, nuestro organismo se pone en estado de alerta y nos permite enfrentar el peligro o huir; se genera una reacción de estrés que nos protege. A continuación, nuestros dispositivos cerebrales evalúan el monto del peligro y si se justifica permanecer en estado de alerta o si podemos tranquilizarnos. Todos y todas hemos vivido situaciones en las que se activan estos mecanismos de sobrevivencia, por ejemplo en accidentes, situaciones de violencia, en fin.
Mantenernos en estado de tensión, como ha sido parte de nuestra cotidianeidad, especialmente en las grandes y agitadas ciudades, tiene consecuencias en nuestra salud. Paradojalmente, en la situación de pandemia y confinamiento que estamos viviendo, enfrentamos ahora la contradicción de no poder estar físicamente cerca de quienes nos dan seguridad: amigos, familias. Todo esto es naturalmente un contexto exigente en muchos planos: emocional, social, laboral, económico. Las consecuencias serán más leves y transitorias o más traumáticas dependiendo de las fortalezas y vulnerabilidades de cada persona y, en lo colectivo, de la colaboración que seamos capaces de brindarnos. Ser activos como grupo de amigos, grupos de estudios, como familia, nos conecta con nuestra humanidad compartida.
En las clases de este mes iremos reconociendo el movimiento en la quietud y la quietud en el movimiento, dos cualidades que se complementan y que se reemplazan mutuamente de acuerdo a lo que estemos haciendo, a nuestros objetivos.
Como decía un antiguo Emperador Amarillo, lo único que no cambia es el cambio.
Bienvenidas y bienvenidos a las clases del mes de septiembre.
CP/septiembre2020