La gran mayoría de nosotrxs disfruta de un hermoso paisaje. Una vista del mar, con sus olas rompiendo contra las rocas de la costa; y ese aroma a sal y algas tan propio de la playa. O estar bajo la sombra de un gran bosque, escuchar el crujido de las hojas bajo los pies al caminar y el canto de pájaros que no acostumbramos a oír en la ciudad, con ese aroma tan especial que tiene el bosque, entre tierra mojada, aire puro y… árboles. Y sin darnos cuenta, después de tener esos breves contactos y momentos de conciencia en esos paisajes, nos sentimos más livianos, más animados, más relajados, quizás hasta dormimos mejor. Y es que no es casualidad que estos “momentos de naturaleza” nos hagan sentir bien de manera tan global.
En 1984, Roger Ulrich, un académico e investigador en diseño y salud de la Universidad de Texas, planteó la relación que existía entre el contacto con espacios de naturaleza y la recuperación de los pacientes de un servicio de cirugía. En sus observaciones en un Hospital de Pensilvania a lo largo de 9 años, vio que aquellos pacientes operados a los cuales se les asignaba una habitación que miraba hacia un jardín, tenían estadías más cortas y requerían menos analgésicos que aquellos a quienes se les asignaba una habitación sin ventana o que mirara hacia otro edificio. Estas observaciones fueron las primeras que dieron pie a analizar el papel de la naturaleza como regulador en la salud humana.
Desde entonces se han sucedido numerosos estudios y observaciones respecto a este fenómeno. Quienes llevan la delantera son los japoneses, con sus ya conocidos baños de bosque o shinrin-yoku. Numerosos estudios han encontrado un efecto significativo en la disminución de los niveles de cortisol en saliva (hormona vinculada al estrés), y menores valores de frecuencia cardiaca y presión arterial entre los participantes que han pasado algún periodo de contacto con la naturaleza, incluso si sólo están mirando un bosque. En estos participantes se ha podido demostrar que tras el contacto con la naturaleza se produce una mayor activación del sistema nervioso parasimpático, encargado de funciones propias del relajo y descanso, y una disminución del tono nervioso simpático, sistema encargado de la respuesta de estrés y sobrevida, tan sobre activado en nuestro estilo de vida actual (2,3,4).
Más impresionante aún parecen ser los efectos sobre el sistema inmune, donde una estadía de 3 días en un bosque mostró un aumento de un 50% en el número de linfocitos Natural Killer (NK), un tipo de glóbulos blancos encargados de varias respuestas inmunológicas importantes, entre ellas la defensa contra cánceres y tumores; este aumento de linfocitos NK se acompañó de una mayor activación de proteínas anti-cáncer, comparado con los mismos 3 días de estadía en la ciudad, en un ambiente de trabajo tradicional (5).
Aunque aún nos falta mucho por investigar y entender, tanto la percepción personal como la de la ciencia apunta hacia un mayor contacto con la naturaleza como forma de prevención y tratamiento en salud. Y aunque no podamos irnos a acampar 3 días a un bosque o una playa virgen, lo cierto es que podemos darnos breves momentos de mirar un árbol, sentarnos en una plaza, caminar descalzos en el pasto o la arena, u oler tierra mojada después de la lluvia. Es simple, gratis y al alcance de todxs, así que ¿vamos por un baño de bosque?.
Dra. Claudia Torrealba.
#naturaleza #podercurativo #saludintegrativa #medicinaintegrativa #bañodebosques #earthing #grounding #contactoconlanaturaleza #sistemainmune #estrés #saludinmune #naturalezayestrés #nature
1) View through a window may influence recovery from surgery, R S Ulrich. Science,1984 Apr 27;224(4647):420-1
2) The physiological effects of Shinrin-yoku (taking in the forest atmosphere or forest bathing): evidence from field experiments in 24 forests across Japan
Bum Jin Park 1 , Yuko Tsunetsugu, Tamami Kasetani, Takahide Kagawa, Yoshifumi Miyazaki. Environ Health Prev Med, 2010 Jan;15(1):18-26.
3) Effects of forest bathing (shinrin-yoku) on levels of cortisol as a stress biomarker: a systematic review and meta-analysis. Michele Antonelli 1 2 , Grazia Barbieri 3 , Davide Donelli. Int J Biometeorol. 2019 Aug;63(8):1117-1134.
4) Blood pressure-lowering effect of Shinrin-yoku (Forest bathing): a systematic review and meta-analysis. Yuki Ideno 1 , Kunihiko Hayashi 2 , Yukina Abe 3 , Kayo Ueda 4 , Hiroyasu Iso 5 , Mitsuhiko Noda 6 , Jung-Su Lee 7 , Shosuke Suzuki.
BMC Complement Altern Med. 2017 Aug 16;17(1):409.
5) Forest bathing enhances human natural killer activity and expression of anti-cancer proteins. Q Li 1 , K Morimoto, A Nakadai, H Inagaki, M Katsumata, T Shimizu, Y Hirata, K Hirata, H Suzuki, Y Miyazaki, T Kagawa, Y Koyama, T Ohira, N Takayama, A M Krensky, T Kawada. Int J Immunopathol Pharmacol. 2007 Apr-Jun;20(2 Suppl 2):3-8.
Escrito por Dra. Claudia Torrealba