Para esta nueva fase de permisos sanitarios en nuestro país, con las alegrías que supone, con los cansancios vividos, con los acomodes realizados y las propias dificultades que también aparecen, nos parece relevante que cada quien considere:
Presta atención.
Toma con calma los cambios y retoma la atención plena en tus desplazamientos y actividades presenciales. Incluidas alertas a cansancios y agotamientos, que podrían hacerse evidentes. Más aún si hay integrantes de tus redes cercanas que sean población de riesgo.
Estar presentes en cada momento, asumiendo hemos cambiado. Prestar atención requiere quizás ir un poco más lento, hacer más pausas, revisar el cómo estoy haciendo las cosas y si tiene que ver con la inercia de seguir de una manera o tiene sentido actualmente.
Revisa el estado actual de tu cuerpo, especialmente, si has estado tiempo prolongado en confinamientos. Ya no somos iguales a quienes éramos en marzo 2019 y esto implica re-ajustarnos, conocernos y volver a hacer ajustes acorde a nuestra nueva realidad. Conectar con el cuerpo: en periodos prolongados de estrés puede que “sintamos menos” el cuerpo, como si estuviese anestesiado y sólo apareciera si es que presenta dolor o incomodidad. Comenzar a caminar, bailar o el tipo de movimiento que te guste y acomode, contactar con la respiración, con la sensación de los pies en el suelo, frotar las manos o estirarse algunas veces durante el día, puede ser una herramienta útil y amable para ir volviendo la sensibilidad al cuerpo. Dedicar tiempo a realizar actividades placenteras. Todo ello equilibra el sistema nervioso.
Ajusta tus rutinas diarias, incluidas las llamadas rutinas híbridas, es decir, trabajo presencial y online. En modalidad de turnos por días o semanas, lo que implica considerar ritmos internos equilibrados con requerimientos laborales y mantener momentos de calmas. Anda con paciencia hasta que sientas estás ajustad@. Esto puede implicar modificar horarios de despertar o ir a descansar, los tiempos de traslados y las pausas. Damos esto por sentado, mas observar cómo estoy funcionando y ajustar/regular – dentro de mis posibilidades – puede ser necesario.
La exposición a estrés crónico que ha implicado la pandemia tiene consecuencias en nuestro organismo. Estrés que afecta a toda la gente y también de modos singulares, es decir como cada une lo experiencia. Se habla del “cerebro pandémico”, lo que se puede expresar en nuestra memoria y percepción visual, cambios de humor más frecuentes, miedo frente a decisiones, problemas de concentración. En realidad es un “cuerpo pandémico”, que incluye aquellos procesos más “racionales” y también ajustes hormonales, de nuestros ritmos biológicos, regulación emocional, maneras de vincularnos y el cómo nos relacionamos con nuestras sensaciones físicas.
Cambiar de fase, aún sea un parámetro externo, implica poner en juego entonces habilidades para autogestión de los estreses. Conlleva hacer uso de resiliencias de cada une en nuevo contexto. Asimismo, reconocer las tensiones del contexto social y político, con situación sanitaria no resuelta completamente, implica reflexionar, sentir y practicar el lado “blandito” del mundo lo que nos ayudará a gestionar nuestras vidas, buscando los equilibrios en el momento presente.
Te invitamos entonces a:
Hablar con alguien sobre cómo te sientes, sobre los miedos o aprensiones en estas nuevas etapas puede ayudar a aliviarte. Así permitirás que alguien te acompañe en tus sentipensares y eso te aportará a estar mejor y con mayores claridades, de cómo seguir adelante.
A tomarte unos minutos para evaluar qué significa esta nueva fase para tí, tus rutinas y tu círculo cercano. El hacer consciente lo que a primera vista parece obvio, puede hacer una gran diferencia en nuestro estar.
A conectarse con cosas entretenidas, lo que a cada quien le guste: pasear, meditar, hacer lecturas de temas diferentes, no laborales, por cierto; estar con amistades por el puro gusto de estar con elles– manteniendo mascarillas y saludos nuevos, “los coditos”.
A darte un espacio para calibrar qué es lo prioritario, lo realmente importante para tí. Y también qué es lo que efectivamente es viable en este momento. En torno a los grandes objetivos y a las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Priorizar puede implicar poner algunos límites, a nosotres mismes y también a personas de nuestro entorno. Implica buscar la manera más respetuosa y amorosa de poner los límites.
Reconocer lo positivo que la vida nos proporciona y alegrarse por ello es bueno para el alma.
Respirar a plena conciencia y seguir adelante.
Co- elaboración de Ana Cáceres, Beatriz Albertz, Nuria Buch, Claudia Torrealba, Cecilia Pizarro
CASA FEN, Agosto 2021