Definiendo la Medicina Integrativa desde sus principios

Definiendo la Medicina Integrativa desde sus principios

Pareciera que ser integrativo está de moda y mucho se habla de medicina integrativa tras el “boom” que tuvo como fenómeno mediático en varios países, sobre todo en Estados Unidos. Pero más allá del término que se utilice y de lo atractivo que pueda ser, es importante no perder de vista que medicina integrativa es mucho más que un conjunto de técnicas o diversidad de terapias: En medicina integrativa hay toda una mirada, conceptos y una filosofía que la sostienen. Sin embargo, preferimos hablar de salud integrativa antes que, de medicina integrativa, porque salud es un término mucho más amplio y se centra, entre otros aspectos, en la generación y mantención de la vida, así como en el bienestar de las personas.

El primero de ellos y para muchos el más importante es poner en el mismo nivel a consultantes y profesionales de la salud, considerándoles compañeras y compañeros en el proceso terapéutico de mejoría. Todo un desafío para la y el profesional, que históricamente y por deformación han visto al consultante desde el paternalismo, produciéndose una relación asimétrica. De aquí la caricatura de “El Diostor”. La idea es lo contrario: trabajar para formar equipo, con la o el consultante como protagonista de su propio proceso de sanación, generando conciencia de salud y autoconfianza en su propia naturaleza. La invitación es a hacerse más accesible y bajarse del pedestal, pero también desde el otro lado, porque hay consultantes que también acuden con el objetivo de conseguir “La” receta, “El” pinchazo o “El” medicamento recomendado por un amigo o familiar.

El segundo principio es que todos los factores que influyen en la salud y bienestar son tomados en consideración, desde los orgánicos, mentales y espirituales, hasta los comunitarios y medio ambientales. Toda dolencia o síntoma está relacionada con otros síntomas y procesos biológicos, mentales o emocionales. Cada profesional de la salud integrativa entiende a la persona desde una multidimensionalidad y, por lo tanto, incorpora en su diagnóstico y propuesta terapéutica una visión más amplia y profunda de lo que significa recobrar y mantener la salud, además de aceptar que se debe apoyar en sus colegas, así como en la capacidad de la o del propio consultante, tomando siempre en cuenta todo lo que éste relate. Para ello, el ideal sería contar con más de 10 o 15 minutos por consulta, pero las y los profesionales de la salud integrativa ven que igualmente se puede avanzar en el objetivo de sanarse desde el protagonismo del consultante, contemplándolo en todas dimensiones.

            En esta mirada integradora, el tercer principio nos recuerda que el uso apropiado de la medicina convencional y de terapias no convencionales debe facilitar la respuesta innata de autorregulación de la salud. No es que la visión integrativa se encuentre enemistada con la tradicional, pero tiene una parada más crítica acerca de ciertos aspectos del modelo. Hay que considerar, además, que una parte importante de los profesionales de la salud viene de una formación convencional. Muchas personas piensan que una/un profesional integrativa/o no va a recetar un antihipertensivo o un antidiabético, pero no es así, porque la medicina integrativa no le hará el quite a un medicamento convencional y lo va a usar de ser necesario. Pero siempre lo hará con recaudo y con la conciencia del o los efectos secundarios para evitar que la capacidad de autorregulación que tiene el organismo resulte dañada. Esto mismo se aplica a las terapias no convencionales, porque no por el hecho de ser algo no convencional (natural), va a favorecer sí o sí la capacidad de autorregulación.

Primero no hacer daño o primum non nocere, es el importantísimo cuarto principio, que se refiere a, toda vez que sea posible, priorizar intervenciones de mínimo efecto secundario. La consigna es poner en la balanza la evidencia con la que se trabaja y los potenciales riesgos que esa intervención podría tener en la persona, considerando siempre su contexto de individualidad. Porque en la medicina complementaria y alternativa, así como en la convencional también existen efectos secundarios y podría ponerse en riesgo la salud e incluso la vida en caso de una errada aplicación terapéutica.

La buena medicina se basa en buena ciencia médica, lo que incluye tanto la convencional, tradicional o alópata como la complementaria y la alternativa, junto con la integrativa. Esta última tiene una vocación por la evidencia, busca generarla y se nutre de la que está disponible para poder proponer tratamientos. Aquí resulta valioso el concepto de Medicina Basada en la Evidencia (MBE) propuesto por el Dr. David Sackett, que establece que la MBE integra equilibradamente la mejor evidencia con la experiencia clínica y los valores de cada consultante en la toma de decisiones. La medicina integrativa sería la que mejor se acopla hoy al concepto de la MBE, mientras que gran parte de la medicina de enfoque biomédico ha tendido a jibarizar los aspectos subjetivos para transformarse en una “evidenciología”, dándole prioridad a números muy objetivos, pero sin ver a la persona y sus expectativas.

Relacionado con el anterior, el sexto principio establece que es el consultante quien que debe decidir aspectos de su salud, basado en sus valores, en su sistema de creencias y en la evidencia disponible. La o el profesional de la salud no debería dejar de aplicar una terapia centrada en la persona y sus expectativas, respetando no sólo los momentos y los procesos individuales para proponerle tal o cual intervención terapéutica, sino también el lugar donde se efectúa. Se puede sugerir, acompañar y educar, pero siempre respetando la individualidad. Por ejemplo, una persona vegana que recibe la instrucción médica de volver a comer carne debido a una deficiencia nutricional que posee: No, no es necesario que deje su filosofía de vida. Se debería respetar su decisión ayudándolo a encontrar soluciones o facilitándole información acordes a su modo de vivir sin poner en riesgo su salud.

La promoción de salud y la prevención de enfermedades asociados al concepto de tratamiento son medulares en Medicina Integrativa. Este principio apunta a que cada profesional de la salud integrativa guíe y acompañe en el proceso de cambio personal de cada consultante, ayudándolo en su empoderamiento para un cambio de estilo de vida en conciencia y libertad. El ideal es que ese proceso se convierta en el eje central de la consulta, destinándole la mayor parte de los recursos y energías.

El último principio establece que les terapeutas tratantes deben ejemplificar estos principios buscando y profundizando en su propio autoconocimiento y desarrollo personal. La salud integrativa se basa no sólo en la docencia, sino también en la coherencia que produce la propia experimentación personal. Recomendar, por ejemplo, una alimentación restrictiva será más fácil para un profesional de la salud si la ha hecho ella o él mismo, conociendo lo desafiante que es en términos personales y económicos. Lo mismo para poder responderle a una o un consultante si la acupuntura duele o produce sueño o euforia. La mejor forma de saber, es habíendolo experimentado.

Con mayor claridad podemos acudir ahora a la definición de medicina integrativa planteada por David Rakel y Andrew Weil: medicina orientada a la salud, que considera a la persona como un todo -cuerpo, mente y espíritu-, incluyendo todos los aspectos de su estilo de vida, se apoya en la relación terapéutica entre el consultante y el profesional y se nutre de la evidencia científica sin dejar de lado el uso adecuado de todas las terapias convencionales o no convencionales.

Finalmente queremos destacar que no sólo adherimos a los principios aquí propuestos, sino que además les otorgamos gran relevancia y los adaptamos a nuestra propia idiosincrasia, -en este caso chilena y, dentro de Chile, entendiendo las particularidades de cada región también- y modelo de atención, lo que es crucial en salud integrativa: tomar muy en cuenta la singularidad de las personas y su contexto o entorno también.