En los tiempos actuales, ser joven representa muchos desafíos en escenarios muy cambiantes y fluidos, esto además en un contexto global crítico como nunca experimentado por la humanidad y el planeta. Y dependiendo, en forma más personal, de las condiciones-situaciones de vida en que nos situamos ya sea por razones de género, de diversidad sexual, años que se tienen, estatus socioeconómico, pertenencia a pueblo originario u otro país, comuna, zona geográfica donde habites y que influyen en cada vida de modo singular.
Desde un enfoque de apertura y no con premisas deterministas, parece ser posible que se estén abriendo más ventanas, actualmente, para revisar ciertos aspectos claves de la vida, de redefinir los mandatos internalizados en nuestra psiquis y creencias-por presiones externas (familiares, sociales, culturales) respecto de cómo ser adult@s jóvenes- y contrastarlos con lo que realmente da sentido a cada une y tomar decisiones significativas desde otro lugar, como expresión de mayor congruencia interna, superando las crisis en que te puedes haber sumido, con su carga de síntomas o dolores y también de esperanzas.
Fijando un límite flexible entre los 25 y los 40 años, acorde a como se ha mencionado, es decir, la trayectoria y condiciones socioeconómicas en que has vivido, todo indica que – siguiendo las pautas/expectativas familiares, sociales y culturales prescritas en los últimos siglos- en este período te habrás formado en un oficio/profesión, tendrás armada pareja estable, en cualquiera opción sexual, o habrás generado una familia o habrás definido solterías. Tendrás un lugar donde vivir, habrás adoptado algún proyecto social y/o político al cual dedicar tus tiempos y pasiones, y habrás perfilado con mayor complejidad tu identidad, con todas la riqueza que pueda conllevar.
Y cabe la posibilidad, que hayas roto con esas tradiciones y tengas otra situación, muy distinta a lo esperado para tí. Roto, las más de las veces, con altos grados de confusión y sufrimiento.
Sin embargo, cada una de esas decisiones podrán ser puestas en cuestión ya sea porque entras en crisis por la realidad a la que te enfrentas, o se dan circunstancias especiales, como las crisis sociales o los recientes confinamientos por pandemia que hemos vivido por largos meses, por la toma de conciencia de que algo no anda bien, y /o que el cuerpo puede reclamar, en que puedes volver a remirar cada una de ellas o la totalidad de tus opciones y ponerlas bajo la lupa del sentido que tengan para ti, y con la presencia de ciertos miedos, personales e incluso más globales, por ejemplo, que será del mundo en algunas décadas si no se abordan las crisis climáticas actuales.
Y es en la noción del sentido lo que ponemos de relieve, en nuestro enfoque, más que pensar en que sea la búsqueda de la felicidad, el motivo que te impulse. Es por tanto el sentido de vida, el propósito vital, la consideración de la congruencia o la fidelidad a los que nos mueve profundamente, lo que pudiera ser la brújula a considerar para afrontar la etapa de joven adult@ y una trayectoria vital que se delinee desde aquí asumiendo los ajustes y redefiniciones que estimes pertinente, en las etapas de vida siguiente.
La invitación es revisar entonces el modo como tomas tus decisiones (ya sea de carácter profesional, relacional, de filosofías de vida, de opciones sexuales, de compromisos sociales o políticas), que proponemos, se integren: aspectos emocionales-racionales (los que llamamos ahora los sentires-pensares) y su expresión comportamental; tu cuerpo, tus motivaciones, tus anhelos, tus intuiciones, algunos sustos, asimismo que pongas en tabla los pros y contras de las alternativas posibles y reconociendo que cualquier decisión tiene un costo, y con la mayor consciencia de lo que eres, de lo que valoras, adónde quieres llegar a ser como persona, tomes determinaciones sustantivas, como siempre abiertas a redefiniciones y ajustes.
Finalmente, se puede considerar la filosofía japonesa del Ikigai, la que postula buscar la felicidad del vivir, integrando lo que amas, lo que necesitas y para que eres buen@ y con un propósito que guíe tus andaduras y te permitan gestionar tu crecimiento como ser humano, en interdependencia con otres.
Psicóloga Ana Cáceres O
CASA FEN, Agosto 2021