Desde mediados del siglo pasado el término Qi Gong o Chi Kung se utiliza para designar a un conjunto de técnicas energéticas de trabajo con el cuerpo, la respiración y la atención mental, propias de la Medicina Tradicional China (MTCH), que tienen por objetivo mejorar la salud y prevenir enfermedades.
Qi Gong significa hoy en día estudiar y trabajar con la energía vital en el cuerpo humano y es una rama de la MTCH que promueve la salud física y mental de las personas, a través de la realización de movimientos lentos que integran la respiración y la atención de la mente.
La energía vital denominada Qi, se manifiesta como electricidad, magnetismo, luz o calor. Esta energía existe en todo el universo. No hay un consenso sobre la mejor definición de Qi, pero se suele aceptar que es cercano al concepto de la bioelectricidad. De acuerdo con la MTCH, la energía circula por nuestro cuerpo a través de una “red de caminos interconectados” llamados meridianos y el propósito de la práctica del Qi Gong es estimular el flujo de la energía por estos circuitos.
En China se ha estudiado el Qi por miles de años y ha tenido un desarrollo sostenido hasta nuestros días. Como resultado existe un sofisticado y meticuloso conocimiento del cuerpo humano que une tres disciplinas que en occidente se encuentran separadas: filosofía, medicina y artes marciales.
Como en todas las culturas tanto de oriente como occidente, los seres humanos hemos intentado responder a las preguntas fundamentales sobre el origen, la forma y las funciones de la vida humana. Pero en China, el discurso filosófico y su concepción sobre la unidad de materia-espíritu son fundamentales en el desarrollo de la medicina y este enfoque integral representa la relación ideal entre el cuerpo y la conciencia. El estado mental y las emociones tienen entonces un enorme impacto en la salud, del mismo modo que un desequilibrio físico afecta el estado mental. Asimismo, las condiciones del entorno natural y social, la alimentación, el aire, influyen en el mayor o menor equilibrio energético.
Junto con el concepto de Qi, otro elemento filosófico que subyace a la medicina china es el concepto de yin y yang, que se refiere a que todos los fenómenos naturales tienen dos aspectos opuestos y complementarios, existentes en un estado de equilibrio dinámico en constante cambio. Esta es una teoría compleja, pero de la que podemos encontrar muchos ejemplos cotidianos, como el día y la noche, el calor y el frío y la actividad y la receptividad. También se pueden describir como dos aspectos de una misma cosa y un buen ejemplo de ello es que el hielo y el vapor son dos aspectos del agua, donde el hielo, frío y concentrado, es el aspecto yin y el vapor, caliente y difuso, es yang.
Según la MTCH, estas fuerzas interactúan en el cuerpo humano y son de aplicación para analizar las estructuras, las funciones vitales y los cambios disfuncionales o patológicos del cuerpo humano. Proporciona un marco teórico y métodos prácticos para mejorar la salud y para prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades.
El Qi Gong trabaja haciendo presente la expresión de estas fuerzas en nuestro organismo. Por ejemplo, lo hace en los movimientos de apertura y cierre de las articulaciones; en movimientos ascendentes y descendentes; en la contracción y relajación muscular; también en las distintas formas de respirar y cómo éstas afectan o son capaces de controlar y regular un estado emocional determinado.
La vida es movimiento y esta rama de la medicina china, el Qi Gong, hace su aporte a través de ejercicios específicos de modo que la circulación de la energía vital no se estanque.
El desarrollo del Qi Gong ha ido transitando desde un conocimiento propio de pequeños círculos de maestros, desarrollado en monasterios o grupos familiares y guardados en un relativo secreto, hasta convertirse hoy en día en una disciplina enseñada y practicada abiertamente. Y de hecho, está actualmente integrado a los centros de salud chinos como parte de las opciones de atención, coexistiendo con los recursos médicos y tecnológicos modernos comunes con la medicina occidental, junto con la acupuntura, y la fitoterapia, los que son indicados según sea la situación de cada persona.
La profesora de Qi Gong, Cecilia Pizarro, explica que el trabajo de esta disciplina es en base a movimientos lentos, lo que procura, junto al trabajo coordinado de la respiración, un estado de relajación activa. Sólo logrando ese estado de relajación las personas van mejorando paulatinamente. El bienestar está asociado al equilibrio de la circulación energética. “Hoy en día es frecuente que los factores estresores del cuerpo estén en desequilibrio y se vive en el apuro, la competencia, etc.…Siempre estamos en una situación de estrés o compitiendo con algo”.
Por ello es por lo que la práctica de Qi Gong va aportando a que nuestra mente esté más en el presente, coordinando la respiración y los movimientos. El concepto contemporáneo de mindfulness recoge esta tradición y cada vez son más las personas que se suman a su práctica, experimentando un mayor bienestar. Su práctica puede comenzar con ejercicios específicos para ayudar a aliviar un desequilibrio determinado, pero el ideal es que una vez que la persona se mejore, pueda transformarlo en una práctica continua, que lo haga propio y lo practique en su casa: 15 minutos todos los días produce un cambio sustancial y el riesgo de daño o lesión es casi nulo.
Es frecuente que quienes empiezan a practicar Qi Gong se sorprendan de que dichos estados de relajación generen calor, e incluso, transpiración, aun cuando se trate de movimientos muy lentos y algunos de los cuales terminen en una posición completamente estática. Esto es simplemente una manifestación de la energía del cuerpo, lograda con la relajación y la atención mental… “Y todo esto sin haber andado ni un metro en bicicleta o haber salido a correr”.
¿Quieres saber más sobre Qi Gong? ¡Te invitamos a leer la entrevista a Cecilia Pizarro!